Desde el punto de vista educativo, darle la espalada a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) ya no es una opción.
No en vano, las generaciones en formación ya viven usando estas
tecnologías desde su nacimiento, aunque con matices desiguales
dependiendo del contexto. Prensky (2013) acuñó los términos <<nativos
digitales>>, señalando que los educadores, <<inmigrantes digitales>>,
tienen que especializarse en guiar a los jóvenes, <<nativos digitales>>,
en el uso de la tecnología para el aprendizaje efectivo, motivándoles
para que aprendan a través de su propia pasión. Como se indica en este dossier sobre
su libro, "en sus entrevistas a casi mil estudiantes de todo el
mundo, el autor destaca algunas de sus preferencias: crear usando las
herramientas de su tiempo, conectar con sus iguales para expresar y
compartir sus opiniones en clase y alrededor del mundo; y conseguir una
educación no sólo relevante sino conectada con la realidad". Por
otro lado, los resultados de una revisión literaria sobre nativos digitales demuestran
que, a pesar de que los estudiantes de estas
generaciones están familiarizados con el uso de las tecnologías
digitales y tienen habilidades digitales altas, su competencia digital
-entendida como la capacidad de evaluar y aprender desde los recursos-
puede ser menor que la de sus profesores (Gallardo, 2012).
Pero, como decimos, esta digitalización depende en gran medida del contexto social de los niños y niñas. Es lo que se ha venido a denominar <<brecha digital>>. Si bien es claro que esta carencia de acceso a los medios digitales tiene consecuencias negativas, ¿tendrá otras positivas, por ejemplo, en lo que tiene que ver con aspectos relacionados con la socialización y el desarrollo emocional? En realción con esta cuestión, os dejo un magnífico cortometraje que aborda el tema de la brecha digital a través de la narración de la llegada de internet a un poblado chileno, gracias al programa Luces para Aprender. Os recomiendo visionar el corto observando cómo afecta el uso de las TICs a esos aspectos emocionales y de socialización.
Como comentábamos en la entrada anterior sobre las emociones, el incremento en la
<<virtualización>> del modo de socializar no ayuda a mejorar el aprendizaje de cómo manejar las emociones. Según lo expuesto por Aguilar Gordón (2020) en su artículo sobre el
cambio del aprendizaje en escenarios presenciales al aprendizaje
virtual en tiempos de pandemia, las aplicaciones virtuales presentan una realidad ficticia que, en la mayor parte de los casos, dificulta el manejo de las emociones. Ello se deabe a que se pierde el contacto social y la relación con otros iguales diversos. Dicha relación implica enfrentamientos y consensos, los cuales permiten aprender a ser afectivo/a, a expresar lo que se siente y a aceptarse a uno/a mismo/a. En definitiva, la falta de contacto social con los otros obstaculiza el logro de la autoconciencia de uno/a mismo/a.
En esta entrada de blog dedicada al dilema de los juegos tradicionales frente a los digitales señalan que, si bien es inevitable que nos echemos las manos a la cabeza cuando vemos a las generaciones infantiles enganchadas a teléfonos móviles y tabletas, también lo es que estos nativos digitales sientan curiosidad y fascinación con estos medios. Y en este sentido, al igual que Prensky (2013), indican que de nosotros se espera que sepamos educarles en el buen uso que han de darles a los nuevos formatos de relación, aprendizaje y socilización basados en las TICs. Apuntan que, como en todo, el exceso en el uso de tales medios no es recomendable, y que en el equilibrio está la clave: "Es absurdo pensar que a un niño al que le guste jugar con una app inmediatamente no vaya a disfrutar del escondite en el campo. Que de repente dejará de verle la gracia a nadar en el mar, que ya no querrá acariciar a un perro de carne y hueso, que no querrá leer, que dejará de hacer construcciones, que no se interesará por sus muñecos, que no sabrá valorar un beso..."
Desde el punto de vista del uso de las TIC como herramientas educativas, en esta entrada de blog recogen algunas ventajas e inconvenientes.
Como ventajas apuntan las siguientes:
Su uso en el aula incrementan la motivación de los alumnos/as. Es un hecho que desde que se comenzaron a utilizar en las aulas los estudiantes se encuentran más motivados en las diferentes áreas que estudian.
Renueva los métodos de aprendizaje y los procesos. En la actualidad, todos los profesionales de la educación han tenido que reciclarse para utilizar estas herramientas en las aulas y cambiar la forma en la que enseñan.
Permite utilizar nuevos recursos educativos. Gracias a la continua evolución de las nuevas tecnologías poco a poco se van incorporando en las aulas nuevos dispositivos que aumentan la calidad de la enseñanza.
Se aprovecha más el tiempo en clase. Con la multitud de actividades online que existen, los alumnos pueden aprender más contenido en menos tiempo.
Implica al alumno/a en las tareas. Los estudiantes aprenden jugando y sin darse cuenta los contenidos que se trabajan en clase.
Fomentan la colaboración entre los alumnos/as. Algunas herramientas como las mesas táctiles permite que los discentes colaboren en la resolución de problemas.
Alfabetización digital y audiovisual. Permiten a los alumnos/as adquirir las competencia digitales y audiovisuales necesarias para su futuro.
Otra de las ventajas son: estimulan la creatividad, crean curiosidad y espíritu de investigación, respetan el ritmo de aprendizaje de los alumnos/as y les permiten manipular y experimentar.
Y como desventajas señalan:
El precio de algunas de estas herramientas es muy elevado e impiden su generalización.
Algunos recursos solo pueden colocarse de una determinada forma dentro del aula como es el caso de la pizarra digital.
Por las características del aula puede existir falta de luminosidad si hay luz en el aula o si el proyector no es suficiente potente.
También se pueden proyectar las sombras sobre la pizarra por parte de alumnos y profesores.
Pueden existir problemas técnicos con el acceso a internet, los ordenadores o el software de la pizarra digital, por ejemplo.
Supone una inversión de tiempo inicial mayor en la preparación de las actividades en los docentes.
Se necesita cierto grado de conocimiento para la elaboración de actividades propias, por lo que si el profesorado no está reciclado y no sabe manejarlas adecuadamente puede ser un gran problema.
Puede existir un exceso de información para los alumnos en el uso de estos dispositivos.
En algunas ocasiones puede distraer a los alumnos/as si no se sabe llevar la clase mientras se usa este tipo de tecnología.
En la entrada concluyen afirmando que existen muchas herramientas TIC que se pueden utilizar en el aula para motivar a los alumnos y mejorar su aprendizaje. Sin embargo, no porque las utilicemos todas seremos buenos profesionales y éstos aprenderán más. Tenemos que ser capaces de saber elegir qué herramientas vamos a utilizar y para qué y con qué fin, ya que todas no serán igual de eficaces y efectivas para el fin específico que persigamos.
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